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La madrastra de su amiga, con su mirada tierna y sonrisa encantadora, iluminaba cada rincón del apartamento con su presencia.
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En el apartamento, la tensión era palpable mientras ambos se miraban con una intensidad que denotaba su voluntad de no detenerse hasta que sus deseos más profundos fueran cumplidos.
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Ambos se entregaron a un juego tentador en el apartamento, con la única intención de no parar hasta que ninguno de los dos pudiera resistir más.
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